sábado, 1 de agosto de 2015

MILAGROS EUCARÍSTICOS - 36


PRODIGIOS DE LA EUCARISTIA CON 
EL GENERALISIMO FRANCO

Hablando el Generalísimo Franco con unas personas sobre los milagros las dijo él en la conversación: «Yo he visto los milagros».

A Franco durante la guerra, y en otras ocasiones, le hizo Dios milagros en situaciones difíciles. Algunos se han publicado en una vida breve titulada FRANCISCO FRANCO CRISTIANO EJEMPLAR, escrita por Manuel Garrido Bonaño, Benedictino. Expone su vida de piedad extraordinaria, pero de un modo muy natural. Dios manifiestamente le ayudó a veces de modo extraordinario, que muy bien podemos denominar milagros.

Como hechos o milagros actuales y de un hombre actual y de tal categoría me parece debo poner aquí algunos para edificación, estímulo y conocimiento espiritual edificativo de quien fue tan apóstol de Dios y de la Iglesia en su puesto de mando de toda España.

El Generalísimo Franco fue muy devoto de Jesús en la Sagrada Eucaristía. A los 17 años se hizo Adorador nocturno y por su edificación le nombraron vocal de la Junta Directiva de El Ferrol.

En tiempos de la segunda República, muy adversos a la Religión, siendo Capitán General de Baleares, acostumbraba hacer la adoración nocturna en Palma de Mallorca con otros militares jóvenes y de graduación en turno de militares, que le admiraban y respetaban.

Pasó noches enteras (y aun días), ante el Santísimo expuesto, siendo ya el Caudillo de la nación, en su Capilla del palacio de El Pardo. Comulgaba y oía misa todos los días y rezaba el rosario, también diario, aun durante la guerra diciendo a la familia le esperasen para rezarle todos hasta las doce de la noche.

Estando en la guerra en Africa y con el grado de Capitán en Melilla, entre 1915 y 1916, tenía él unos 21 años, sucedió en cierta ocasión que los moros emprendieron un fuerte ataque contra Melilla, donde mandaba Franco la Compañía, y llegaron a poner en grave peligro aquella plaza española en Africa. En aquel trance, entró una buena persona en una iglesia para orar al Señor y vio, con grande edificación, que Franco estaba arrodillado en oración ante el Sagrario. Se le acercó aquella persona, toda atemorizada, y le dijo: «Mi general, ¿qué va a ser de nosotros?» Y Franco, sereno, casi sin moverse de su actitud de oración, le respondió: «Teniendo ahí al Señor (y con la mano indicaba el Sagrario), nada hemos de temer».


Está también publicado el hecho de que Franco oró durante varias horas ante el Sagrario, expuesto el Santísimo, cuando el Embajador alemán, durante la segunda guerra europea, en 1944, le exigió por orden de Hitler, que antes de 48 horas España entrara en la guerra a favor de Alemania. Enterados de esas pretensiones, exigen lo mismo los Embajadores de Inglaterra y de Estados Unidos de América para que lo haga en favor de sus respectivas naciones. Franco les responde a todos que tiene que pensarlo. Se recluye en la Capilla y allí ante el Santísimo Sacramento expuesto, ora intensamente. Antes de las veinticuatro horas de estos hechos muere el Embajador alemán Von Moltkle casi de repente. Su exigencia quedó pendiente. Pasó el momento crítico y España no entró en guerra ni quedó invadida, como habían amenazado en el caso de que España no entrase en guerra.

LA DIVINA EUCARISTIA
P. Valentín de San José, C.D.