jueves, 9 de octubre de 2014

COMUNIÓN PARA TODOS Y TODAS




El tema que más temíamos, hasta ahora, del Sínodo sobre la Familia que comenzó hoy en Roma, es que en él, a instancias de Francisco y de un grupo de cardenales progresistas, se decidiera admitir a la sagrada comunión a las personas divorciadas y vueltas a casar civilmente, es decir, a los adúlteros.

Pero eso no será todo. El diario La Nación publica hoy una entrevista realizada por el periodista Joaquín Morales Solá, argentino y sodomita, al Papa Francisco. En ella, el pontífice afirma lo siguiente:

"Se ha puesto mucho énfasis sobre el tema de los divorciados. Un aspecto que, sin duda, será debatido. Pero, para mí, un problema también muy importante son las nuevas costumbres actuales de la juventud. La juventud no se casa. Es una cultura de la época. Muchísimos jóvenes prefieren convivir sin casarse. ¿Qué debe hacer la Iglesia? ¿Expulsarlos de su seno? ¿O, en cambio, acercarse a ellos, contenerlos y tratar de llevarles la palabra de Dios? Yo estoy con esta última posición".

Me parece a mí que resulta claro cuál es la nueva movida de Bergoglio: admitir a la sagrada comunión a quienes viven en estado permanente de fornicación.

Agarrémonos, que todo es peor de lo que parecía.


Un comentarista:
Lo dice, lo alude, pero no lo define claramente. Nadie quiere expulsar de la Iglesia a los concubinos, nadie se niega a llevarles el Evangelio. Lo único que no pueden recibir es la aprobación de su conducta y la eucaristía mientras no la modifiquen. Pero siempre la alusión es indirecta. Es lo mismo que con la adúltera telefónica, los bebes bautizados de parejas irregulares, los bautismos masivos etc: rock around the clock. Lo que subyace es la idea de dar el carnet a cualquiera y dejarlo entrar al club y al restaurante, que pague las cuotas es secundario. La conducta sexual es secundaria, en un campo de batalla nadie mide el colesterol. Primero se distribuyen los sacramentos con un modelo inclusivo de acumulación, después veremos. Parece el programa del presidente de un club de fútbol en decadencia.
Lo curioso es que es lo contrario de la praxis de la tan idolatrada Iglesia primitiva, donde los sacramentos eran celosamente reservados y resguardados a traves del arcano y de exigentes pruebas. Ay, quién fue el no misericordiador que habló de no dar las cosas sacras a los perros...
Creo que conjugando varias definiciones, esta prasis de comunión para todos es herética, Trento es claro. Para plantearlo en términos teológicos y blanco sobre negro habría que formular la siguiente proposición y obligarlo a definirse:

"Si alguien dijere que puede acercarse lícitamente a la eucaristía el pecador grave que no se convierte; o el que vive en estado de pecado mortal habitual sin abandonarla; y que tampoco requieren para recibir el cuerpo del Señor la absolución sacramental válida o dolor de contrición perfecta cuando fuere imposible recibir el sacramento, sea anatema".