miércoles, 29 de septiembre de 2010

AGRUPACIÓN "CUSTODIA" IRRUMPIÓ EN ENCUENTRO ARQUIDIOCESANO DE BERGOGLIO Y ZAFFARONI

Diario Pregón de La Plata recibió un comunicado de la Agrupación Nacionalista Custodia (ANC) en el cual manifiestan que el día 28 de septiembre de 2010 irrumpieron sus militantes en un encuentro arquidiocesano sobre niñez y adolescencia, arrojando volantes que repudiaban la presencia del Dr. Eugenio Zaffaroni y del aval al evento que con su presencia el Cardenal Jorge Mario Bergoglio otorgaba al mismo. A continuación el comunicado y el contenido de los volantes referidos en el mismo:

COMUNICADO

En el día de la fecha, camaradas de la Agrupación Nacionalista Custodia (ANC) haciéndose presentes en el XI Encuentro Arquidiocesano de niñez y adolescencia, irrumpieron en el Auditorio al grito de ¡Viva Cristo Rey!, arrojaron volantes en acción de repudio por la presencia en el lugar del Dr. Eugenio Zaffaroni (Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación) -promotor de la sodomía, la despenalización del aborto y la despenalización de la droga-. Se encontraba asimismo en el lugar el Cardenal Jorge Mario Bergoglio quien con su presencia avalaba al Ministro de la Corte.

De los volantes se transcribe lo siguiente:

Es inevitable que haya escándalos, pero ¡ay de quien los provoca! (Lc.17,1)

Mons. Bergoglio: ¿No sabe ud. acaso que el Dr. Zaffaroni es un Juez que públicamente aboga por los derechos al aborto (que es el ASESINATO DE NIÑOS), y se ha manifestado claramente a favor del HOMOmonio (que incluye la corrupción de nuestros niños), la despenalización de las drogas, y un sinnúmero de PECADOS de los cuales la Iglesia -como Madre y Maestra-,y sus PASTORES deben proteger a sus hijos?

¿No sabe ud. que el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha olvidado hace rato la protección de los niños anteponiendo la promoción del aborto, de la contracepción y de programas orientados a disminuir el papel de la familia, siendo un órgano de la CULTURA DE LA MUERTE, denunciado todo esto claramente por la SANTA SEDE, y difundido por las agencias católicas una centena de veces?

¿No sabe ud. que la YMCA es un importante brazo de la MASONERIA, cuya condenación, además de constar en varias encíclicas, nunca perimidas, está actualmente en el canon 2335 del Código de Derecho Canónico de 1917 y en el canon 1374 del actual: “LOS QUE DAN SU NOMBRE A LA SECTA MASONICA O A OTRAS ASOCIACIONES DEL MISMO GENERO QUE CONSPIRAN CONTRA LA IGLESIA, CONTRAEN POR EL MISMO HECHO EXCOMUNION SIMPLEMENTE RESERVADA A LA SEDE APOSTOLICA”.?

http://www.ewtn.com/spanish/preguntas/masoner%C3%ADa.htm

¿No sabe ud. que el Ministerio de Desarrollo Social de la Ciudad de Buenos Aires es una de las principales redes de difusión en nuestro suelo de la aberrante perspectiva de género, que promueve todas las antedichas corrupciones de nuestra niñez y juventud?

¿No cree que resulta por lo menos contradictorio, si no directamente ESCANDALOSO que Ud. como Cardenal Primado de nuestra patria, Patrocine apoyando con su presencia y discursos, estas presencias, nada menos que en un Encuentro Arquidiocesano de Niñez y Adolescencia, Realizado incluso en una Universidad que se dice católica?

¿Se trata acaso de un Encuentro para DESTRUIR la Niñez y Adolescencia?

NO COMPRENDEMOS, Monseñor. Por eso filialmente le solicitamos, le rogamos, en nombre de Cristo y de la Iglesia, su Esposa (a cuyo seno pertenecemos, por gracia de Dios)que se RETRACTE PUBLICAMENTE, corrigiendo así la TREMENDA CONFUSION y ESCANDALO que provoca en la grey que se le ha confiado, para GUIARLA hacia la Verdad, DEFENDERLA de los “lobos”, y SANTIFICARLA.

Rezamos por Ud., Monseñor. Nuestra Señora de Luján le alcance Luz abundante, y Proteja a todo nuestro pueblo.

REPUDIAMOS LA PARTICIPACIÓN DEL CARDENAL JORGE BERGOGLIO

al XI Encuentro Arquidiocesano de Niñez y Adolescencia.

EUGENIO ZAFFARONI, UNICEF

Y EL MINISTERIO DE DESARROLLO SOCIAL DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES

PROMUEVEN:

LA SODOMIA, LA DESPENALIZACIÓN DE LA DROGA Y LA DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO ETC.

CARDENAL BERGOGLIO:

DEJE DE COLABORAR CON QUIENES ATENTAN CONTRA LA FAMILIA.

NECESITAMOS PASTORES QUE REPRESENTEN LOS DERECHOS DE DIOS.

NO QUEREMOS QUE SE APOYE

CON SU PRESENCIA Y DISCURSO

A LOS QUE COLABORAN EN LA DEGRADACIÓN

Y DESTRUCCIÓN DE NUESTRA QUERIDA PATRIA.

AGRUPACIÓN NACIONALISTA CUSTODIA

¡Viva cristo Rey¡ ¡Viva la Patria!

TU PUESTO EN LA LUCHA

Fuente: Diario Pregón de La Plata
Visto en: Crux et Gladius

SAN MIGUEL ARCÁNGEL - 29 DE SEPTIEMBRE

Se trabó un gran combate en el cielo:
Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón.
(Apocalipsis 12, 7)


Patrono de los artistas; personal de emergencia médica; paramédicos; radiólogos; radioterapeutas; oficiales de policía; fuerzas de seguridad; guardias de seguridad; soldados; paracaidistas; marineros; enfermos; personas en trance de muerte; esgrima; verduleros; tenderos; panaderos; fabricantes de sombreros; caballeros; fabricantes de espadas. Protector contra los peligros del mar y en las batallas. Se lo invoca en las tentaciones y para pedir una santa muerte.

San Miguel, el príncipe de los ángeles y el protector de la Iglesia, siempre ha defendido el honor y la gloria de Dios tanto en la tierra como en el cielo. Fue él quien echó del paraíso a Lucifer y sus cómplices. La Iglesia celebra esta fiesta en su honor, y Francia, que lo ha elegido por protector, a menudo ha experimentado los venturosos efectos de su protección. Luis IX creó en su honor la célebre Orden de San Miguel; Rusia también lo tuvo en gran veneración.

MEDITACIÓN SOBRE SAN MIGUEL

I. Lucifer se había rebelado contra Dios: tal vez se negaba a adorar el misterio de la Encarnación, que Dios había revelado de antemano a sus ángeles. Imita el celo de este arcángel cuando se trata de los intereses de Dios: declárate abiertamente en contra de los impíos. Cuando el mundo con sus placeres o el demonio con su orgullo te ataquen, diles con San Miguel: “¿Quién como Dios?” Mundo, placeres, honores, riquezas: ¿pueden acaso tus recompensas compararse a las que Dios me reserva? ¿Quién como Dios?

II. La humildad y la sumisión procuraron a San Miguel una gloria eterna, y el orgullo precipitó a Lucifer en los abismos infernales. ¡Temblad, soberbios! La vanidad es la que ha perdido a la más hermosa de todas las creaturas. Humillémonos y temamos comparecer ante Dios que hasta en los ángeles ha encontrado corrupción. ¡Cayeron los astros del cielo y yo, lombriz, no tiemblo!

III. Debes honrar a San Miguel, porque es el príncipe de la Iglesia que debe un día asistir al examen de toda tu vida. ¿Qué dirás? ¿qué harás en ese tremendo día? No podrás esperar ayuda alguna ni de tu riqueza ni de tu ciencia. Sólo tus buenas obras abogarán a tu favor ante el Juez supremo. ¿Bastarán para asegurarte una gloria eterna? Llegará ese día en el que un corazón puro valdrá más que palabras hábiles, una buena conciencia más que una bolsa llena de oro (San Bernardo).

ORACIÓN

Oh Dios, que reguláis con infinita sabiduría los diversos ministerios de los ángeles y de los hombres, dignaos concedernos como protectores en la tierra a esos espíritus bienaventurados que no cesan en el cielo de ofreceros sus servicios y homenajes. Por J. C. N. S.

Texto tomado de: Tradición Católica.com

lunes, 27 de septiembre de 2010

DEVOCIÓN POR LA VERDAD


Donde no hay odio por la herejía, no hay santidad

Si nosotros odiamos el pecado como él debió haberlo odiado, puramente, varonilmente, nosotros deberíamos hacer más penitencia, nosotros deberíamos infligirnos más auto-castigos, nosotros deberíamos sentir pesar por nuestros pecados con más constancia. Luego, una vez más, la suprema deslealtad a Dios es la herejía. Es el pecado de los pecados, la más repugnante de las cosas que Dios desprecia en este mundo maligno. Sin embargo, ¡que poco comprendemos su excesivo carácter odioso! Es la profanación de la verdad de Dios, que es la peor de todas las impurezas.

Sin embargo, ¡que poco caso hacemos de ella! Nosotros la vemos, y permanecemos calmos. La tocamos y no nos estremecemos. Nos mezclamos con ella y no tenemos temor. Vemos que toca las cosas santas, y no tenemos sentido del sacrilegio. Respiramos su olor, y no mostramos signos de aborrecimiento o repugnancia. Alguno de nosotros aparenta su amistad; y alguno incluso atenúa su culpa. Nosotros no amamos a Dios lo suficiente para preocuparnos por Su Gloria. Nosotros no amamos lo suficiente a los hombres para ser verdaderamente caritativos con sus almas.

Perdido el tacto, el gusto, la visión, y todos los sentidos de la conciencia celestial, nosotros podemos morar en medio de esta plaga odiosa con tranquilidad imperturbable, reconciliados con su vileza, no sin algunas profesiones jactanciosas de liberal admiración, tal vez incluso con una muestra solícita de simpatía tolerante.

¿Por qué nosotros estamos tan por debajo de los antiguos santos, e incluso de los modernos apóstoles de estos últimos tiempos, en la abundancia de nuestras conversaciones? Porque no tenemos la antigua austeridad. A nosotros nos hace falta el espíritu de la vieja Iglesia, el antiguo genio eclesiástico. Nuestra caridad es falsa, porque no es severa; y es poco convincente, porque es falsa.

Nosotros carecemos de devoción a la verdad como verdad, como verdad de Dios. Nuestro celo por las almas es débil, porque no tenemos celo por el honor de Dios. Nosotros actuamos como si Dios fuera cumplimentado por las conversiones, cuando son almas temblorosas rescatadas por un exceso de misericordia.

Nosotros decimos a los hombres la mitad de la verdad, la mitad que mejor convenga a nuestra propia pusilanimidad y vanidad; y luego nos asombramos que tan pocos se conviertan, y que de esos pocos tantos apostaten.

Nosotros somos tan débiles como para sorprendernos que nuestras medias verdades no logren tanto como las verdades íntegras de Dios.

Donde no hay odio por la herejía, no hay santidad.

Un hombre, que pudo ser un apóstol, se vuelve un enconado en la Iglesia por falta de esta justa indignación.

_____________

El Padre Frederick Faber fue uno de los más eminentes y queridos autores católicos del pasado siglo XIX.

Tomado de La Preciosa Sangre

“para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad” (Jn 18, 37).

viernes, 24 de septiembre de 2010

LA CERVEZA DAMM BANALIZA LA FIESTA DE NTRA. SRA. DE LA MERCED DE BARCELONA CON UNA CAMPAÑA OFENSIVA

‘La Mercè de Estrella Damm’ es una erótica joven que sustituye a la patrona de Barcelona, quitando todo significado cultural y religioso a la festividad; su única motivación es lúdica y económica.

La marca de cerveza Damm ha planteado una campaña irrespetuosa con la próxima festividad de la Nuestra señora de la Merced de Barcelona, patrona de la Ciudad Condal. En ella la cervecera se inspira en la imagen de King Kong escalando el mítico Empire State para reproducir en una ilustración lo que la empresa denomina “la Mercè d’Estrella Damm” (“la Merced de Estrella Damm”), es decir, una chica ligera de ropa.

La firma aprovecha no sólo una festividad religiosa sino una conmemoración significativa para la ciudad para plantear el acontecimiento desde un instinto puramente comercial. Esto constituye, por un lado, una falta de respeto por la significación católica de la fiesta y, por el otro, minimiza la importancia que tiene para la ciudad.

El cartel que ha difundido Damm ilustra a una chica de tamaño gigante encima de la antigua fábrica de la marca que supuestamente -al más puro estilo King Kong- trae a Barcelona tres grupos de música: Belle and Sebastián, Ok go y Els amics de les arts. De esta forma, la empresa pretende difundir los conciertos que patrocina en el contexto de la festividad.

La erótica “Mercè” de Damm lleva en cada una de sus manos a los integrantes de dos de los grupos mientras que el tercero se encuentra en la azotea del edificio tocando como hicieran los Beattles en los estudios de Apple Records de Londres para grabar el que sería su postrero disco, Abbey Road.

Su atuendo no deja mucho para la imaginación: una camiseta arrapada con un gran escote, unos ajustados shorts tejanos y unas botas de media caña, algo nada alarmante en la sociedad actual, pero significativo cuando se trata de la patrona de Barcelona que, hasta la feliz idea de Damm, se trataba de una virgen.

Cabe recordar que se trata de una fiesta en la que el Ayuntamiento barcelonés se ha esforzado en borrar su sesgo católico publicitando la fiesta como “la Mercè” y nunca como “Nuestra señora de la Mercè”. No obstante, hay una gran distancia entre el perfil laico con el que el consistorio trata la fiesta y la utilización comercial y ofensiva con la que Damm simplifica la fiesta haciendo uso del limitado recurso creativo de utilizar una provocativa chica que, supuestamente, adopta uno de los nombres con el que se venera a la Madre de Jesús.

La moda de atacar los símbolos católicos

Damm utiliza la fiesta más allá de su raigambre cultural y religioso para hacer negocio sacrificando cualquier tipo de respeto. Cabe pensar que esta estrategia no se les ocurriría llevarla a cabo con un símbolo musulmán por la simple limitación del miedo. Además, con ello la empresa se suma a la moda de atacar y banalizar lo católico gracias a que son conscientes de que la Iglesia mantiene un discurso respetuoso que no va suponerles mayores repercusiones.

Sin embargo, Damm debería revisar su responsabilidad social corporativa si pretende ser algo más que una máquina de hacer dinero. Con esta iniciativa solo demuestra poseer un único elemento en su norte: la motivación económica.

Fuente: ForumLibertas.com

Nota de Apostolado Eucaristico:
Ante está blasfemia contra la Santísima Virgen. No consumamos Damm ni sus marcas más extendidas: Estrella dorada, Estrella Damm Inedit, Estrella Damm Daura, Voll Damm Xibeca, Free Damm, Damm Lemon, Bock Damm, Ak Damm, Keler, Estrella de Levante, Estrella de Sur, Estrella Damm, N.A., Skol, Victoria, Budweiser, Saaz, Weiss Damm, Radeberger Pilsen.

jueves, 23 de septiembre de 2010

CARTA ABIERTA A LOS CATÓLICOS PERPLEJOS (XIII)

LIBERTAD RELIGIOSA,
IGUALDAD EN COLEGIALIDAD
FRATERNIDAD ECUMENICA

Pero ¿a qué se debe, pues, el que las puertas del infierno promuevan en este momento semejante alboroto? La historia de la Iglesia siempre fue una historia agitada de persecuciones, de herejías, de conflictos con el poder temporal, de conductas licenciosas en ciertas épocas de una parte del clero y hasta de ciertos papas. Pero esta vez la crisis parece más profunda, pues afecta la fe misma. El modernismo con el cual tropezamos no es una herejía como las demás, sino que es la cloaca colectora de todas las herejías; las persecuciones no proceden tan solo del exterior, sino también del interior del santuario; el escándalo de un clero dimisionario o disoluto pretende ser institucionalizado, los mercenarios que entregan las ovejas al lobo son alentados y se ven cubiertos de honores.

A veces se me reprocha que pinte la situación con colores muy oscuros, que lance una mirada desaprobadora con espíritu huraño sobre una evolución que al fin de cuentas es lógica y necesaria. Pero el propio Papa que fue el alma del concilio Vaticano II comprobó muchas veces la descomposición de la que yo hablo con tristeza. El 7 de diciembre de 1969, Pablo VI decía: "La Iglesia se encuentra en una hora de inquietud, de autocrítica y hasta, podría decirse, de autodestrucción. Es como una perturbación interna, aguda y compleja. Es como si la Iglesia se hiriera a sí misma".

Al año siguiente el Papa confesaba: "En numerosos dominios, el concilio no nos ha dado hasta ahora la tranquilidad, sino que antes bien suscitó perturbaciones y problemas que no son útiles para fortalecer el Reino de Dios en la Iglesia y en las almas". Por fin el Papa lanzó aquel grito de alarma el 29 de junio de 1972 con motivo de la festividad de san Pedro y san Pablo: "El humo de Satanás entró por alguna hendidura en el templo de Dios: la duda, la incertidumbre, la problemática, la inquietud, la insatisfacción, el enfrentamiento se manifiestan. La duda ha entrado en nuestras conciencias".

¿Cuál es esa hendidura? Podemos situarla en el tiempo con certeza, podemos señalar el momento en que se produjo": 1789 y darle un nombre, la Revolución Francesa.

Los principios masónicos y anticatólicos de la Revolución Francesa tardaron dos siglos en penetrar en las cabezas clericales y en las cabezas mitradas. Hoy ya es un hecho consumado; ésa es la realidad y la causa de las perplejidades de los católicos inquietos. Fue menester que los hechos estuvieran ante nuestros ojos para que lo creyéramos, pues a priori pensábamos que esa empresa era imposible, incompatible con la naturaleza misma de la Iglesia ayudada por el Espíritu de Dios: En una página famosa, escrita en 1877, monseñor Gaume hacía que la Revolución Francesa se definiera a sí misma del modo siguiente:

"Yo no soy lo que se cree. Muchos hablan de mí y bien pocos me conocen. No soy ni el carbonarismo ni la sublevación ni él cambio de la monarquía en república, Ni la sustitución de una dinastía por otra, ni la perturbación momentánea del orden público. No soy ni los alaridos de los jacobinos, ni los furores de la Montaña, ni el combate de las barricadas, ni el pillaje, ni el incendio, ni la ley agraria, ni la guillotina... No soy ni Marat, ni Robespierre, ni Babeuf, ni Mazzini, ni Kossuth. Esos hombres son mis hijos, pero no son yo. Lo que hicieron son mis obras, pero no yo. Esos hombres y esas cosas son hechos pasajeros en tanto que yo soy un estado permanente... Soy el odio a todo orden que el hombre no haya establecido y en el que el hombre no sea rey y Dios a la vez"

Ésta es la clave de la voluntad de "cambio" en la iglesia: se trata de reemplazar una institución divina por una institución hecha por la mano del hombre, Y el hombre se pone por delante de Dios. Lo invade todo, todo comienza en él y culmina en él; es ante el hombre ante quien el mundo se prosterna.

En su discurso de clausura del concilio Pablo VI definía este vuelco del modo siguiente: "El humanismo laico y profano se ha manifestado por fin en su terrible estatura y, en cierto sentido, ha desafiado al concilio. La religión del Dios que se hace hombre se encontró con la religión, del hombre que se hace Dios". El Papa agregaba inmediatamente que, a pesar de ese terrible desafío, no se había producido ningún escándalo, ningún anatema. ¡Ay! Al dar muestras, de una "simpatía sin límites, por los hombres" el concilio faltó al deber de recordar de manera firme que no hay componenda posible entre las dos actitudes, y hasta el discurso de clausura pareció dar la señal de partida a lo que hoy vemos poner en práctica todos los días: "Reconocedle al menos este mérito (al concilio), vosotros, humanistas modernos que renunciáis a la trascendencia de las cosas supremas y sabed reconocer nuestro nuevo humanismo; nosotros también, nosotros más que nadie, tenemos el culto del hombre".

Luego oímos de la misma boca palabras que desarrollaban este tema: "Los hombres, en el fondo son buenos están orientados hacia la razón, hacia el orden y el bien común" (Mensaje para la Jornada de la Paz del 14 de noviembre de 1970). "El cristianismo y la democracia tienen en común un principio básico: el respeto por la dignidad y por el valor de la persona humana,.. La promoción integral del hombre" (Manila, 20 de noviembre de 1970). ¿Cómo no sentirse aterrado por este paralelo, siendo así que la democracia, sistema específicamente laico, ignora en el hombre su condición de hijo de Dios redimido, el único aspecto que le da su dignidad? La promoción del hombre no es ciertamente la misma vista por un cristiano o por un incrédulo.

El mensaje pontificio se secularizaba en cada ocasión. En Sydney, el 13 de diciembre de 1970, oíamos con sorpresa esta afirmación: "Ya no es lícito el aislamiento ha llegado la hora de la gran solidaridad de los hombres entre sí para establecer una comunidad mundial unida y fraternal". La paz entre todos los hombres, ciertamente, pero los católicos; ya no reconocían aquí las palabras de Cristo: "Os doy mi paz, pero no os la doy como la da el mundo”: El lazo que unía la tierra con el cielo parecía haberse roto: "Pues bien, ¡estamos en democracia! Eso quiere decir que el pueblo manda, que el poder proviene del mayor número y de la población tal cual es"(Pablo VI, 1 de enero de 1970). Jesús había dicho a Pilato: "Tú no tendrías ningún poder sobre mí si no te hubiera sido dado desde lo alto". Todo poder viene de Dios y no del número, aun cuando la elección del jefe se haya realizado mediante un sistema electivo. Pilato era el representante de una gran nación pagana que sin embargo nada podía hacer sin el permiso del Padre del cielo.

Y ahora ocurre que la democracia entra en la Iglesia. El nuevo derecho canónico muestra los poderes que posee el "pueblo de Dios". Esta tendencia a hacer participar a lo que se llama las bases en el ejercicio del poder se encuentra en todas las estructuras establecidas; en sínodos, en conferencias episcopales, en consejos presbiterales o pastorales, en comisiones romanas, en comisiones nacionales; y hay instituciones equivalentes en las órdenes religiosas.

Se trata de la democratización del magisterio, peligro mortal para millones de almas desamparadas e intoxicadas a las que los médicos no ayudan pues la democratización ha echado a perder la eficacia que tenía, antes el magisterio personal del Papa y de los obispos. Cuando se plantea una cuestión referente a la fe o a la moral, se la somete a la consideración de múltiples comisiones teológicas que no acaban nunca de pronunciarse, porque los miembros están divididos en sus opiniones, en sus métodos: Basta leer los informes de las asambleas en todos los niveles para reconocer que la colegiación del magisterio equivale a la parálisis del magisterio.

Nuestro Señor encomendó a personas que apacentaran su rebaño, no a una colectividad, los apóstoles obedecieron el mandato del Maestro, y siempre fue así hasta el siglo XX. Hubo que llegar a nuestra época para oír hablar de la iglesia en estado de concilio permanente, de la Iglesia en continua asamblea. Los resultados no se han hecho esperar: todo está revuelto, los fieles ya no saben a qué santo encomendarse.

A la democratización del magisterio sigue naturalmente la democratización del gobierno eclesiástico que se llevó a cabo a impulso del famoso lema de la "colegiación", difundido a todos los vientos por la prensa comunista, protestante y progresista.

Se ha colegiado el gobierno del Papa o el de los obispos con un colegio presbiteral, el gobierno del cura de parroquia con un colegio pastoral de laicos, todo esto articulado en innumerables comisiones, consejos, secciones, etcétera. El nuevo código de derecho canónico está todo él impregnado de esta idea. El Papa es definido como el jefe del colegio episcopal. Vuelve a tomarse la doctrina ya sugerida por el documento Lumen gentium del concilio, según la cual el colegio de los obispos, junto con el Papa, goza como éste del poder supremo en la Iglesia, y esto de una manera habitual y constante.

No se trata de una modificación beneficiosa; esta doctrina del doble poder supremo es contraria a la enseñanza y a la práctica del magisterio de la Iglesia. Se opone a las definiciones del concilio Vaticano I y a la encíclica de León XIII Satis Cognitum. Sólo el Papa posee el poder supremo; únicamente lo comunica en la medida en que lo juzga oportuno y en circunstancias extraordinarias. Sólo el Papa tiene un poder de jurisdicción sobre el mundo entero.

Nos encontramos pues ante una restricción de la libertad del Sumo Pontífice. ¡Sí, es una revolución! Los hechos muestran que no tenemos aquí una modificación sin consecuencias prácticas; Juan Pablo II es el primer papa realmente alcanzado por la reforma. Se pueden citar muchos casos precisos en los que el Papa tuvo que revocar una decisión suya por la presión de una conferencia episcopal; el catecismo holandés terminó por obtener el imprimátur del arzobispo de Milán sin que se hubieran hecho las modificaciones pedidas por la comisión cardenalicia. Lo mismo ocurrió con el catecismo canadiense sobre el cual oí decir en Roma a una voz autorizada: “¿Qué quiere usted que haga uno ante una conferencia episcopal?”

La independencia adquirida por las conferencias quedó también ilustrada en Francia por la cuestión de los catecismos. Los nuevos manuales están en oposición, sobre casi todos los puntos, a la exhortación apostólica Catechesi Tradendae. La visita ad limina de los obispos de Ile-de-France, en 1982, tenía la finalidad de hacer aprobar por el Papa una catequesis con la que manifiestamente él no estaba de acuerdo. La alocución pronunciada por Juan Pablo II al terminar la visita presenta todos los caracteres de un compromiso, gracias al cual los Obispos podían regresar a su país con la cabeza altar y perseverar-en su nefasta empresa. La conferencia del cardenal Ratzinger, en París y en Lyon, indica bien que Roma no se rindió a las razones dadas por los obispos de Francia para instaurar una nueva pedagogía y una nueva doctrina, pero que la Santa Sede se vio Obligada a proceder como lo hizo a causa de presiones de esta clase, a causa de sugestiones y consejos, en lugar de dar las órdenes necesarias para que las cosas volvieran a tomar por buen camino y en lugar de condenar, si cabía hacer , como siempre hicieron los papas guardianes del depósito de la fe.

En cuanto al obispo, cuya jurisdicción parecería así acrecentada, es el mismo víctima de la colegialización que lo paraliza en el gobierno de su diócesis. ¡Cuántas reflexiones instructivas hicieron los propios obispos sobre esta cuestión! Teóricamente el obispo puede, en numerosos casos, obrar contra el deseo de la asamblea, a veces hasta contra una mayoría, si la votación no es sometida a la Santa Sede, pero en la práctica esto resulta imposible. Al término de la asamblea las decisiones son publicadas por el secretario y conocidas por todos los sacerdotes y fieles; pues los medios de difusión comunican lo esencial. ¿Qué obispo podrá oponerse de hecho a tales decisiones sin mostrar que está en desacuerdo con la asamblea y encontrar inmediatamente frente a sí algunos espíritus revolucionarios que apelarán a la asamblea contra él?

El obispo está prisionero dentro del sistema colegiado que habría debido limitarse a un organismo de consulta, pero no convertirse en un organismo de decisión. Aun en las cuestiones más sencillas el obispo dejó de ser el amo en su casa. Poco después del concilio, cuando visitaba yo a nuestras comunidades, el obispo de una diócesis de Brasil fue muy amablemente a buscarme a la estación.

—No puedo albergarlo en el obispado —me dijo—, pero le he hecho preparar un alojamiento en el seminario.

Él mismo me condujo hasta el seminario. La casa estaba en efervescencia-, por los corredores y las escaleras, por todas partes, se veían jóvenes y muchachas.

—¿Son seminaristas estos jóvenes? le pregunté. —

¡Áy, no! Créame que no estoy de acuerdo sobre la presencia de todos estos jóvenes en el seminario, pero la conferencia episcopal decidió que en adelante debíamos tener sesiones de acción católica en nuestros establecimientos. Estos jóvenes que usted ve aquí permanecerán en la casa ocho días. ¿Qué quiere usted que yo haga?

Los poderes conferidos por derecho divino a personas han quedado pues confiscados, tanto en el caso del Papa como en el de los obispos en provecho de una entidad cuyo dominio no ha dejado de fortalecerse.

Se me dirá que las conferencias episcopales no son de hoy; Pío X ya las había aprobado a comienzos del siglo. Es exacto, pero ese santo Papa les había dado una definición que las justificaba: "Estamos persuadidos de que esas asambleas de obispos son de la mayor importancia para mantener y desarrollar el reino de Dios en todas las regiones y en todas las provincias. Cuando los obispos, guardianes de las cosas santas, ponen así sus luces en común, de ello resulta que no sólo se percatan de las necesidades de sus pueblos y eligen los remedios más convenientes, sino que además estrechan los lazos que los unen entre sí."

En consecuencia, no se trataba de una institución de carácter estatal, que tomara en tal condición decisiones aplicables obligatoriamente, así como un congreso de hombres de ciencia no fija la manera en que deberán realizarse las investigaciones en este o aquel laboratorio.

La conferencia episcopal funciona como un parlamento y el consejo permanente del episcopado francés es el órgano ejecutivo. El obispo se asemeja más a un prefecto, a un comisario de la República, para usar la terminología que está de moda, que al sucesor de los apóstoles encargado por el Papa de gobernar una diócesis.

En esas asambleas se vota y los escrutinios son tan numerosos que en Lourdes hubo que instalar un sistema de votación electrónico. Necesariamente se forman partidos, pues una cosa no va sin la otra. Quien dice partidos dice divisiones. Cuando el gobierno normal está sometido a votaciones de consulta en su ejercicio, se lo hace ineficaz. Entonces la colectividad sufre las consecuencias.

La introducción del régimen colegiado determinó un debilitamiento considerable de la eficacia, tanto más cuanto que el Espíritu Santo es más fácilmente contrariado y contristado en una asamblea que en una persona. Una persona es responsable, obra, habla y a veces se calla. En una asamblea lo que decide es el número.

Pero el número no hace la verdad.

Tampoco asegura la eficacia, como se comprueba después de veinte años de colegiación y como podía haberse supuesto sin necesidad de hacer la prueba; el fabulista hablaba hace ya mucho de "numerosos cabildos que se reunieron para nada". ¿Había necesidad de copiar a los regímenes, políticos en los que el sufragio justifica las decisiones pues ya no tienen jefes soberanos? La Iglesia tiene la inmensa ventaja de saber lo que debe hacer para extender el reino de Dios. Sus jefes han sido instituidos. ¡Cuánto tiempo perdido en reelaborar declaraciones comunes, nunca satisfactorias porque fue necesario tener en cuenta las opiniones de unos y otros! ¡Cuántos viajes incesantes para asistir a consejos, a reuniones preparatorias, a comisiones, a subcomisiones! Monseñor Etchegaray decía en Lourdes al clausurar la asamblea de 1978: "Ya no sabemos por dónde empezar".

El resultado es que disminuyó considerablemente la fuerza de resistencia de la Iglesia al comunismo, a la herejía a la inmoralidad. Eso es lo que deseaban sus adversarios y por eso se esforzaron tanto, en el momento del concilio y posteriormente, para empujar a la Iglesia por el camino de la democracia.

Si se mira bien, la revolución penetró en la Iglesia de Dios con la divisa de la Revolución Francesa. La libertad es la libertad religiosa como dijimos antes, una libertad que da derecho al error. La igualdad es la colegiación con la destrucción de la autoridad personal, con la destrucción de la autoridad de Dios, del Papa, de los obispos; es la ley del mayor número. La fraternidad, por fin, está representada por el ecumenismo.

En virtud de estas tres palabras, la ideología revolucionaria de 1789 reemplaza a la ley y a los profetas. Los modernistas consiguieron lo que querían.

Mons. Marcel Lefebvre

(Continuará)

ORACIÓN A SAN PÍO DE PIETRELCINA POR LA SALUD DE LOS ENFERMOS

Santo padre Pío, ya que durante tu vida terrena mostraste un gran amor por los enfermos y afligidos, escucha nuestros ruegos e intercede ante el Padre misericordiosos por los que sufren. Asiste desde el cielo a todos los enfermos del mundo; sostiene a quienes han perdido toda esperanza de curación; consuela a quienes gritan o lloran por sus tremendos dolores; protege a quienes no pueden atenderse o medicarse por falta de recursos materiales o ignorancia; alienta a quienes no pueden reposar porque deben trabajar; vigila a quienes buscan en la cama una posición menos dolorosa; acompaña a quienes pasan las noches insomnes; visita a quienes ven que la enfermedad frustra sus proyectos; alumbra a quienes pasan una "noche oscura" y desesperan; toca los miembros y músculos que han perdido movilidad; ilumina a quienes ven tambalear su fe y se sienten atacados por dudas que los atormentan; apacigua a quienes se impacientan viendo que no mejoran; calma a quienes se estremecen por dolores y calambres; concede paciencia, humildad y constancia a quienes se rehabilitan; devuelve la paz y la alegría a quienes se llenaron de angustia; disminuye los padecimientos de los más débiles y ancianos; vela junto al lecho de los que perdieron el conocimiento; guía a los moribundos al gozo eterno; conduce a los que más lo necesitan al encuentro con Dios; y bendice abundantemente a quienes los asisten en su dolor, los consuelan en su angustia y los protegen con caridad.
Amén.

De Congregación Obispo Alois Hudal

SAN PÍO DE PIETRELCINA - 23 DE SEPTIEMBRE

El padre Francesco Forgione nació en Pietrelcina, provincia de Benevento, el 25 de mayo de 1887. Sus padres fueron Horacio Forgione y María Giuseppa. Creció dentro de una familia humilde, pero como un día él mismo dijo, nunca careció de nada. Fue un niño muy sensible y espiritual. En la Iglesia Santa María de los Ángeles, la cual se podría decir fue como su hogar, fue bautizado, hizo la Primera Comunión y la Confirmación. También en esta misma Iglesia fue donde a los cinco años se le apareció el Sagrado Corazón de Jesús. Más adelante empieza a tener apariciones de la Virgen María que durarían por el resto de su vida. Ingresó a la Orden de los Frailes Menores Capuchinos en Morcone en enero de 1903. El día anterior de entrar al Seminario, Francisco tuvo una visión de Jesús con su Santísima Madre. En esta visión Jesús puso su mano en el hombro de Francisco, dándole coraje y fortaleza para seguir adelante. La Virgen María, por su parte, le habló suave, sutil y maternalmente penetrando en lo más profundo de su alma. Fue ordenado sacerdote el 10 de agosto de 1910 en la Catedral de Beneveto, y en febrero de ese año se estableció en San Giovanni Rotondo, donde permaneció hasta su muerte, el 23 de setiembre de 1968. Poco después de su ordenación, le volvieron las fiebres y los males que siempre le aquejaron durante sus estudios, y es enviado a su pueblo, Pietrelcina, para que se restableciera de salud. Luego de 8 años de sacerdocio, el 20 de setiembre de 1918, recibe los estigmas de Nuestro Señor Jesucristo en sus manos, pies y costado izquierdo, convirtiéndose en el primer sacerdote estigmatizado. En una carta que escribe a su director espiritual los describe así: "En medio de las manos apareció una mancha roja, del tamaño de un centavo, acompañada de un intenso dolor. También debajo de los pies siento dolor". Más adelante, en el año de 1940 proyectó un hospital que se denominó "Casa del Alivio del Sufrimiento" -el más importante del sur de Italia-, cuya construcción culminó en 1956. El 20 de septiembre de 1968 el Padre Pío cumplió 50 años de haber recibido por primera vez los estigmas del Señor Jesús. El Padre Pío celebró la Misa a la hora acostumbrada. Alrededor del altar hubieron 50 grandes macetas con rosas rojas para sus 50 años de sangre... A los dos días murmurando por largas horas "Jesús, María!", muere el Padre Pío, el 22 de septiembre de 1968. Los que estaban presentes quedaron largo tiempo en silencio y en oración. Después estalló un largo e irrefrenable llanto. El funeral del Padre Pío fue impresionante ya que se tuvo que esperar cuatro días para que la multitud de personas pasaran a despedirse. Se calcula que más de cien mil personas participaron del entierro. Al morir desaparecieron los estigmas con el cual el Señor ha confirmado su origen místico y sobrenatural. Muchas han sido las sanciones y conversiones concedidas por la intercesión del Padre Pío e innumerables milagros han sido reportados a la Santa Sede. El 18 de diciembre, de 1997, Su Santidad Juan Pablo II pronunció venerable al Padre Pío. Este paso, aunque no tan ceremonioso como la beatificación y canonización, es ciertamente la parte más importante del proceso. Fue beatificado por su S.S. Juan Pablo II el 2 de mayo de 1999 en una solemne Concelebración Eucarística en la Plaza San Pedro. El 16 de junio del 2002 fue declarado San Pío de Pietrelcina en presencia de S.S. Juan Pablo II, en una solemne misa en la Plaza San Pedro.

Fuente: Cogregación Obispo Alois Hudal

miércoles, 22 de septiembre de 2010

FOTOGRAFÍAS DE LA PRIMERA MISA TRADICIONAL CELEBRADA EN LA IGLESIA DE LAS SALESAS DE SEVILLA

Como ya habíamos anunciado en nuestra web, este domingo, 5 de septiembre, se celebró la primera Misa tradicional en la iglesia del convento de las Salesas, sito en la plaza de las Mercedarias de nuestra ciudad. Ofició el Santo Sacrificio el Rvdo. P. Don Pablo Díez Herrera, y la ceremonia fue armonizada con el órgano por el maestro D. Jesús Sampedro, que interpretó diversas piezas sacras. Para los visitantes de nuestra web, traemos aquí algunas fotografías de la Misa, que pueden verse a continuación.

Recordamos igualmente que,
TODOS LOS DOMINGOS Y DÍAS DE PRECEPTO, A LAS 10:30 HORAS, se celebra la Santa Misa en su Forma Extraordinaria en la iglesia del Monasterio de la Visitación de Santa María (Plaza de las Mercedarias).





Fuente: Una Voce Sevilla
http://www.unavocesevilla.info/primeramisasalesas.htm

martes, 21 de septiembre de 2010

DENUNCIAN LA PERSECUCIÓN CONTRA CRISTIANOS VIETNAMITAS

Una Fundación estadounidense que defiende a la minoría vietnamita de los «degar», ha denunciado que el Gobierno comunista del Vietnam está persiguiendo a los cristianos pertenecientes a esta minoría. Las autoridades han ordenado a las fuerzas armadas atacar 32 pueblos, exigiendo a sus habitantes que abandonen su fe y se sometan a la religión autorizada por el partido.

(JavierLozano-LD/InfoCatólica) Los cristianos, que viven en las montañas del centro de Vietnam, llevan décadas siendo acosados y perseguidos por el régimen comunista vietnamita. Pertenecen a los montagnards o degar, una minoría integrada por hasta seis etnias con distintas lenguas, antes de la guerra estaba formada por unos 3,5 millones de personas, mientras que ahora son aproximadamente un millón.

Un gran número de ellos se convirtieron al cristianismo por la predicación de los misioneros católicos franceses y de los evangélicos estadounidenses. Los degar apoyaron a los estadounidenses durante la guerra de Vietnam y fueron respaldados políticamente por los franceses durante los años 50. Una vez que los comunistas se hicieron con todo el poder desplegaron una gran represión contra ellos. Actualmente, 500.000 son protestantes y 200.000 son católicos, pero deben vivir su fe en semiclandestinidad por el acoso del régimen comunista. Muchos de ellos han emigrado a EEUU.

La última ofensiva del régimen comunista se produjo a finales del mes de agosto, cuando se inició una importante operación militar contra los montagnards. Se les dijo a los habitantes de 32 pueblos de la provinciade Gia Lai que debían renunciar a su fe, abandonando su “culto al Dios americano” e ingresar en la iglesia oficial del régimen, la autodenominada Iglesia Evangélica de Vietnam. Además, les instaron a acudir únicamente a las iglesias oficiales y a escuchar a pastores instruídos por el régimen comunista.

El 22 de agosto, cientos de soldados y policías atacaron los pueblos, con gran violencia contra sus habitantes: se usaron contra ellos sprays con productos químicos para dejarles ciegos, les golpearon hasta dejarles inconscientes y se llevaron a otros en camiones a las cárceles, para seguir allí torturándoles. Las fuerzas armadas también fueron a los pueblos católicos degar de la zona, amenazando a sus habitantes por adorar al “viejo gobierno francés y no a Dios” y exigiéndoles adherirse a la religión oficial del régimen.

Vulneración del derecho a la libertad religiosa

La Montagnard Foundation, radicada en EEUU y cuyo propósito es defender la cultura y dar voz a la minoría Degar, ha denunciado que el Gobierno comunista vietnamita está violando constantemente las leyes internacionales y la propia Constitución. De hecho, Vietnam pertenece a Naciones Unidas y ratificó el Pacto Internacional de Derechos Políticos y Civiles en 1982.

La Fundación asegura que el régimen vulnera de manera flagrante, entre otros, el artículo 27 de dicho Pacto, que establece: “En los Estados en que existan minorías étnicas, religiosas o lingüísticas, no se negará a las personas que pertenezcan a dichas minorías el derecho que les corresponde, en común con los demás miembros de su grupo, a tener su propia vida cultural, a profesar y practicar su propia religión y a emplear su propio idioma”.


Fuente: InfoCatólica

lunes, 20 de septiembre de 2010

LAS "MONAGUILLAS" EN EL VIAJE PAPAL A INGLATERRA

Adoración eucarística con el Papa en el Hyde Park, Londres. A la izquierda y a la derecha, las “monaguillas”. Fotografía vista en Fratres in Unum.

De Santa Iglesia Militante

sábado, 18 de septiembre de 2010

DICHOS DE SANTOS



Reza, ten fe y no te preocupes. La preocupación
es inútil. Dios es misericordioso y
escuchará tu oración


La oración es la mejor arma que
tenemos; es la llave al corazón de
Dios. Debes hablarle a Jesús, no solo
con tus labios sino con tu corazón. En
realidad, en algunas ocasiones debes
hablarle solo con el corazón
El don de la oración está en manos del
Salvador. Cuanto más te vacíes de ti
mismo, es decir, de tu amor propio y de
toda atadura carnal, entrando en la santa
humildad, más lo comunicará Dios a tu
corazón.
San Pío de Pietrelcina

jueves, 16 de septiembre de 2010

MÁXIMAS DE SAN PABLO DE LA CRUZ (IX)

La Pasión de Jesucristo y la Santa Oración

I
Yo creería faltar a mi deber, como dice S. Buenaventura, si pasara un solo día sin pensar en la Pasión de mi dulce Jesús. No olvidéis que vuestro más importante negocio es el de salvar vuestra alma; pues todos los días pensad ante todo en ella, aplicándoos a lo menos por espacio de un cuarto de hora, al piadoso ejercicio de la santa oración sobre la vida, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Haced esto por la mañana antes de salir de vuestro aposento. ¡Oh, qué alegría para el cielo y qué satisfacción para vuestro ángel de guarda, veros hacer oración! No omitáis nunca este santo ejercicio.

II
¡Oh! Yo quisiera que todo el mundo comprendiera la importancia y la necesidad de la Santa oración, y se aplicara a ella!... ¡Qué desgracia que haya tan pocos cristianos que conocen el tesoro oculto en la oración y unión con Dios, y los peligros á que están diariamente expuestos los que no se dedican a tan piadoso ejercicio! ¡Ay! Fácilmente se entra en el camino de la perdición, cuando se deja la oración.

III
El alma que se aplica a la oración vive más íntimamente unida a Dios, y por medio de esta unión con el Sumo Bien se enriquece de todos los bienes, hace grandes cosas con humildad y anonadamiento de sí misma, y se dispone a quedar toda absorta en Dios en la contemplación, porque el amante divino la atrae y la diviniza, por decirlo así, mediante esta íntima unión. Ejercitaos mucho en el conocimiento de vuestra nada, y luego arrojad esta nada en la inmensidad de Dios que es todo.

IV
Si Dios os ha dado el don de oración, sed fiel, velad y no descuidéis la práctica de las virtudes y la imitación de Jesucristo. Comenzad siempre vuestra oración por uno de los misterios de la Pasión, y entreteneos en piadosos soliloquios, sin hacer esfuerzos para meditar. Si Dios os atrae al silencio de amor y de fe en su seno divino, no turbéis la paz de vuestra alma con reflexiones y palabras.

V
La piedra de toque de la oración son los frutos que ella produce. –Se va al jardín, no para coger las hojas, sino las frutas; de la misma manera, en el jardín sagrado de la oración, no se han de buscar las hojas de la devoción sensible y de los consuelos, si no: coger frutos sazonados de la imitación de las virtudes de Jesucristo.

VI
Sed fiel en corresponder a los beneficios sin número que habéis recibido del Señor; esta fidelidad es una preparación a las más grandes gracias y a las más altas luces que hará que vuestra alma tenga más amor hacia Dios, adquiera una virtud más sólida, y la practique de una manera más heroica.

VII
No abandonemos el ejercicio de las virtudes ni la santa presencia de Dios; no dejemos el recuerdo de la Pasión de nuestro buen Jesús; pero es necesario meditarlas al gusto de Dios, y no al nuestro. Abandonémonos a El, confiemos en El, despojémonos de todo y Dios nos revestirá a su modo.

VIII
Dejad a vuestra alma la libertad de tomar el vuelo hacia el Soberano Bien, a ejemplo de la Virgen, sin mancha concebida, de quien celebramos hoy la venturosa Natividad. ¡Ah! Yo me siento arrebatado de amor cuando contemplo el gran corazón de María niña que, después del corazón de Jesús, Rey de los corazones, amaba ya a Dios más que todos los ángeles y santos. Amemos á Dios con el corazón y en el corazón de María, y amemos á María con el corazón y en el corazón de Jesús.

IX
Deseo y os aconsejo que el objeto o punto de vuestra oración sea la Pasión de Jesucristo, y que vuestro corazón se abisme en Dios, en esos entretenimientos llenos de amor…, pero también quiero que dejéis vuestra alma en libertad; que la dejéis secundar los atractivos del Espíritu Santo.

X
Si vuestra alma halla gusto de estar a solas con Dios, en una atención pura, santa, amorosa, con una fe sencilla y viva, reposando en el seno de licioso del bien amado, y en un silencio sagrado de amor, silencio con que ella habla a Dios más que con palabras, es necesario dejarla tranquila y no turbarle con otros ejercicios Entonces Dios la lleva en los brazos de su amor y la hace entrar en su bodega a beber el vino delicioso que engendra vírgenes. ¡Oh, qué magnífica ocupación!

XI
¡OH, dichosa el alma que se dedica a la santa meditación, y que en ella se pierde! Perdiéndose así en Dios se halla a sí misma. ¡Ah! Considerad cuán amigo es nuestro Dios de la verdad. El que se aplica a la oración, conoce necesariamente su nada, y el que conoce su nada y se humilla, conoce la verdad, a saber, que el es nada y que Dios es todo; penetrado de este sublime conocimiento, se desprecia a sí propio y se sumerge en el Todo infinito, en el amor sin límites del Sumo Bien.

XII
El amor habla poco; la lengua del santo amor es el corazón que arde, que se inflama, se consume, se une todo a Dios; ninguna lengua puede expresar estos ardores; ellos hacen del alma amante un perpetuo sacrificio de amor, un holocausto, una víctima consumida y reducida a pavesas, en el fuego divino de la caridad; una sola mirada de amor en espíritu de fe, le revela las más grandes y difíciles verdades.

XIII
Os recomiendo que no perdáis de vista la vida, Pasión y muerte de Jesucristo, nuestro amor. ¡Ah! Mi espíritu se pierde en el Océano inmenso de las grandezas infinitas y amor imponderable del Sumo Bien.
Seamos magnánimos, sirvamos noblemente al Señor, practiquemos grandes virtudes; Dios será nuestra fuerza y nos dará la victoria.

XIV
Hoy es la fiesta de la Santa Cruz. Esta fiesta se puede celebrar todos los días en el santuario de los verdaderos amantes del Crucificado. Se celebra esta fiesta, sufriendo en silencio, sin apoyarse en ninguna criatura y como toda fiesta pide alegría, así la fiesta de la Santa Cruz debe ser celebrada por los amantes del Crucifijo con un semblante alegre y sereno en el sufrimiento… Esta fiesta tiene también un espléndido banquete; en él el alma se alimenta de la voluntad divina, a ejemplo del Amor Crucificado. ¡Oh, qué dulce alimento! Se compone de diversos manjares, y son, ya dolores del cuerpo, ya penas del espíritu, ya contrariedades, calumnias, desprecios… ¡Oh, qué dulce sabor para el paladar espiritual!...
Un día un ángel me presentó una cruz de oro para enseñarme cual es su precio.

XV
Cuando os encontrareis sin devoción y molestados por las sequedades y distracciones, haced estas ú otras exclamaciones: “¡Oh amable bondad! ¡Oh caridad infinita! ¡Oh Dios mío, quiero amaros!..., Si haciendo estas exclamaciones de amor, vuestra alma se tranquiliza y recoge en Dios, callad, seguid en este amoroso silencio y dulce reposo de espíritu que comprende y encierra eminentemente cuantos actos de amor podríamos hacer.

XVI
Si no podéis aplicaros a la santa oración, por impedirlo las ocupaciones de vuestro estado u otros motivos no os intranquilicéis; manteneos en la divina presencia con una atención amorosa de la parte superior. Trabajad en cumplir vuestros deberes con exactitud y pureza de intención, no teniendo otra mira que la gloria de Dios: esta será una muy buena oración.

XVII
Los adoradores verdaderos adoran al Padre en espíritu y en verdad. No olvidéis estas palabras de Jesucristo, ellas contienen cuanto hay de más perfecto en la oración, pues esta perfección no consiste en las alegrías y en los gustos sensibles, sino en una verdadera desnudez de espíritu, con desprendimiento de todo consuelo sensible, de suerte que el alma descanse pura y sencillamente en su Creador, penetrada de su pobreza é indignación sin robar nada a Dios.

XVIII
Ved lo que hace el niño en los brazos de su madre; después de haberla acariciado, descansa y se duerme en su seno, y sigue moviendo sus inocentes labios como si estuviera mamando. Lo propio debe hacer el alma; después de haber agotado los afectos y sentimientos de devoción, debe reposar tranquilamente en el seno del Padre celestial, amándole, glorificándole y recibiendo sus divinas comunicaciones, sin perder de vista su propia nada.

XIX
Santa María Magdalena cayó de amor a los pies de Jesús; allí escuchaba en silencio; ella amaba a Jesús.
Haced lo mismo, y llevad a todas partes esta oración y este recogimiento interior. Salid de vos mismo y abrazaos a Dios; salid del tiempo y perdeos en la eternidad.

XX
Yo estoy en la orilla del mar; tengo una gota de agua en el dedo, y pregunto: ¡Pobre gota! ¿Dónde quisieras estar? Ella me responde: En el mar. Yo sacudo el dedo y la dejo caer en el mar. -¿No es verdad que ella está en el mar? Sí por cierto; pero id á buscarla… ¡Oh! Si ella pudiera hablar, ¿qué diría? Sacad la consecuencia y aplicaos la parábola.
Perded de vista el cielo, la tierra, el mar, todas las cosas creadas, y dejad a vuestra alma perderse, abismarse en Dios, infinitamente grande, é infinitamente bueno, que es su primer principio y su último fin.

XXI
Manteneos constantemente ocultos a las criaturas y visibles solo a Dios, con un vivo deseo de su más grande gloria, con un profundo desprecio de vosotros mismos, con la práctica de todas las virtudes, máxime de la humildad, de la paciencia, de la dulzura, de la tranquilidad de corazón y de una perfecta igualdad de carácter.

XXII
Nunca la oración es más provechosa ni más perfecta, que cuando se hace en lo más íntimo del alma: entonces se ora por el espíritu del mismo Dios; el alma se une a Dios y se trasforma en El. Esto es un lenguaje muy sublime; más, cuando Dios quiere, hace hablar a las mismas piedras.

XXIII
Dejad que el Soberano Bien descanse en vuestro espíritu; este debe ser un reposo recíproco: Dios en vos y vos en Dios. ¡Oh dulce y divino trabajo! Dios se alimenta de vuestro espíritu, y vuestro espíritu se alimenta del Espíritu de Dios. Jesucristo es mi alimento, y yo soy su alimento. No hay ilusión posible en este trabajo; porque es un trabajo de fe y de amor.

XXIV
Vuestra oración ha de ser continua. El lugar en donde debe hacerse es el espíritu de Jesucristo; es menester salmodiar en Dios y hacer todas las cosas por El y en El. Oración, veinticuatro horas al día; es decir, hacer todas las acciones de corazón, y el espíritu elevado en Dios, permaneciendo en la soledad interior, y reposando dulcemente en Dios con fe pura y sencilla.

XXV
Cuando la mística mariposa, vuestra alma, vuela alrededor de la divina luz, llena de deseos de quemarse y consumirse, dejadla hablar a Dios con mucho respeto, reconocimiento y amor, de las grandes maravillas que el ha obrado por nosotros, haciéndose Hombre, sufriendo y muriendo en un palo ignominioso.

XXVI
Si no podéis consagrar mucho tiempo a la oración, no importa; hace siempre oración el que siempre obra bien, y se mantiene en la presencia de Dios con una pura y sencilla atención de amor a su inmensa Bondad. A veces, Dios comunica al alma en un instante tesoros de gracias y de luces celestiales.

XXVII
Estad atentos a vuestros deberes y al mismo tiempo atentos a Dios, lanzando a menudo vuestro corazón al Océano sin límites y sin fondo del divino Amor. Una o dos palabras pueden tener el alma suspendida, extasiada, pasmada de amor y de dolor.

XXVIII
Haced que vuestra oración sea cada vez más interior y fervorosa en la pura fe, anonadándoos más y más y no buscando el consuelo sino en Dios, repitiendo a menudo estas palabras de Jesucristo: Hágase tu voluntad. Jesús ha orado tres horas en la Cruz, y esta fue una oración verdaderamente crucificada, sin consuelo, ni interior ni exterior. ¡Oh Dios! ¡qué gran lección! Rogad a Jesús que la imprima en vuestro corazón.

XXIX
Una palabra basta, a veces, para hacer muy buena y provechosa oración. ¡Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea el tu nombre! Pronunciad estas palabras con fe viva y tierna devoción; luego, guardad silencio; dejad a vuestro corazón que continúe tan sublime oración, y descansad tranquilamente en los brazos amorosos de tan buen Padre.

XXX
Si somos hombres de oración, Dios se servirá de nosotros, aunque pobres y miserables, para lo más brillantes triunfos de su gloria, perseveraremos en el bien y nos salvaremos infaliblemente. Con la oración todo lo podemos; sin ella, nada podemos y jamás haremos cosa buena.

San Pablo de la Cruz

martes, 14 de septiembre de 2010

LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ - 14 DE SEPTIEMBRE

Y cuando haya sido levantado de la tierra,
todo lo atraeré a Mí.
(Juan 12, 32)

Cosroes, rey de Persia, se llevó de Jerusalén la Cruz de Jesucristo, y Heraclio, emperador de Oriente, le declaró la guerra. Después de tres victorias debidas a la Santísima Virgen, Heraclio volvió a Jerusalén con la verdadera Cruz. Quiso llevarla en triunfo sobre sus hombros, pero una fuerza invisible lo detuvo a las puertas de la ciudad. El patriarca Zacarías le observó que sus suntuosas vestiduras contrastaban con la pobreza y humildad de Jesucristo. El emperador entonces se quitó su púrpura, su corona y su calzado, para vestir hábito de penitente. Así pudo entrar en la ciudad y llevar la Cruz hasta la cumbre del Calvario, el año 629.

MEDITACIÓN
SOBRE LA EXALTACIÓN
DE LA SANTA CRUZ

I. El amor a la Cruz nos levanta sobre las creaturas. Un hombre que ame los sufrimientos está al abrigo de los azares de la fortuna: la enfermedad, la pobreza o la deshonra no podrían turbar su paz. ¿Por qué? Porque él desea las aflicciones y las sufre con alegría por amor a Jesucristo. Todo lo que para ti es motivo de temor y de tristeza para él es una dicha. El cristiano puede parecer desdichado; nunca lo es (Minucio Félix).

II. El que ama la Cruz está por sobre sí mismo. No es ya un hombre sometido a sus pasiones, tiranizado por la concupiscencia, afeminado por las delicias. No tiene más que un solo deseo: el de sufrir; y como en esta vida las ocasiones de sufrir se encuentran a cada paso, siempre está contento y gozoso.

III. El que ama la Cruz se asemeja a Jesús crucificado; lo contempla y se alegra viendo que los sufrimientos lo hacen fiel imagen del Salvador. Está crucificado para el mundo y muerto para sí mismo. Sujétame a la cruz, oh Jesús mío, sin tener en cuenta las repugnancias de mi carne; porque os debo mi alma y mi cuerpo, como a mi Redentor. ¡Que mi cuerpo sea, pues, crucificado, coronado de espinas y semejante a ese Cuerpo adorable que Vos ofrecéis al eterno Padre por mí! Si debes tu cuerpo a Jesús dáselo, si puedes, tal como Él te ha dado el suyo (Tertuliano).

El amor a la cruz.
Orad por las almas del Purgatorio.

ORACIÓN

Oh Dios, que todos los años nos proporcionáis un nuevo motivo de gozo con la solemnidad de la Exaltación de la Santa Cruz, haced, os lo suplicamos, que después de haber conocido su misterio en la tierra, merezcamos ir al cielo a gustar los frutos de su Redención. Por J. C. N. S.

Tomado de: Tradición Católica.com

domingo, 12 de septiembre de 2010

12 DE SEPTIEMBRE - EL DULCE NOMBRE DE MARÍA

El Señor ha hecho vuestro nombre
tan glorioso, que no se caerá
de la boca de los hombres.
(Jdt. 13, 25)

Los elogios más sublimes corresponden a María, a la cual todas las generaciones llaman bienaventurada, y Aquel que "hizo en Ella cosas grandes y cuyo nombre es santo" quiso darle íntima participación de esa misma santidad para consuelo y gozo de quienes invocaren su dulce nombre. Nombre que ha de ser loado, en todo el mundo, porque infunde valor y fortaleza. Bien lo aprendieron los indios mejicanos de boca de los pobres soldados españoles cautivos, que subían al pavoroso teocalli invocando: "'Ay, Santa María!" y con este nombre en los labios expiraban.

España fue la primera en solicitar y obtener de la Santa Sede autorización para celebrar la fiesta del Dulce Nombre. Y esto acaeció en el año 1513. Pero fue el Papa Inocencio XI quien decretó, el 25 de noviembre de 1683, que toda la Iglesia celebrara solemnemente la fiesta de este nombre excelso, para perpetuar la victoria que los austriacos y polacos, mandados por Juan Sobieski, consiguieron de los turcos ese año en Viena.

El dulce nombre de María, para los que luchamos en el campo de la vida, es lema, escudo y presagio. Lo afirma uno de sus devotos, San Antonio de Padua, con esta comparación: "Así como antiguamente, según cuenta el libro de los Números, señaló Dios tres ciudades de refugio, a las cuales pudiera acogerse todo aquel que cometiese un homicidio involuntario, así ahora la misericordia divina provee de un refugio seguro incluso para los homicidas voluntarios: el nombre de María. Torre fortísima es el nombre de Nuestra Señora. El pecador se refugiará en ella y se salvará. Es nombre dulce, nombre que conforta, nombre de consoladora esperanza, nombre tesoro del alma. Nombre amable a los ángeles, terrible a los demonios, saludable a los pecadores y suave a los justos"

Que el sabroso nombre de nuestra Madre, unido al de Jesús, selle nuestros labios en el instante supremo y ambos sean la contraseña que nos abra de par en par las puertas de la gloria.

Texto tomado de: Devoción Católica

LA NUEVA MISA Y "EL ESPÍRITU DEL CONCILIO"



PABLO VI Y EL HUMO DEL INFIERNO


sábado, 11 de septiembre de 2010

CARTA ABIERTA A LOS CATÓLICOS PERPLEJOS (XII)

CAMARADAS Y HERMANOS

Resumamos. La nueva religión, en todos sus aspectos, choca al buen sentido cristiano. El católico está expuesto a una desacralización general; se lo han cambiado todo, todo está adaptado. Le han dado a entender que todas las religiones aportan la salvación, que la Iglesia acoge indistintamente a los cristianos separados y aun al conjunto de creyentes que se inclinan ante Buda o ante Krishna. Se le explica que los clérigos y los laicos son miembros iguales del "pueblo de Dios" hasta el punto de que ciertos laicos designados para cumplir determinadas funciones asumen las tareas clericales (se los ve celebrar solos los entierros y administrar el viático a los enfermos) en tanto que los religiosos asumen las tareas de los laicos. Se visten como ellos, van a trabajar a fábricas, se afilian a los sindicatos, hacen política. El nuevo derecho canónico fortalece esta concepción. Confiere prerrogativas inéditas a los fieles al reducir la diferencia entre éstos y los sacerdotes y al instituir lo que se llaman "derechos": teólogos laicos pueden ocupar cátedras de teología en las universidades católicas, los fieles participan en el culto divino en funciones (que estaban reservadas antes a ciertas órdenes menores) y en la administración de ciertos sacramentos; distribuyen la comunión, comparten el testimonio ministerial en las ceremonias nupciales.

Por otra parte, se lee que la Iglesia de Dios "subsiste" en la Iglesia católica, fórmula sospechosa, pues la doctrina de siempre enseña que la Iglesia de Dios es la Iglesia católica. Si se considera esta fórmula reciente, parecería que las comunidades protestantes y ortodoxas forman también parte de ella, lo cual es falso puesto que esas comunidades están separadas de la única Iglesia fundada por Jesucristo: Credo in unam sactam Ecclesiam.

El nuevo derecho canónico fue redactado con tal prisa y confusión que habiéndose promulgado en enero de 1983, en noviembre del mismo año ya tenía ciento catorce modificaciones. Esto también desconcierta al cristiano que tenía la costumbre de remitirse a la legislación eclesiástica como a algo fijo.

Si un padre de familia se preocupa por educar bien a sus hijos, sea él mismo un practicante asiduo o esté alejado de la práctica de los sacramentos, experimentará muchas decepciones. En numerosos casos, las escuelas católicas adoptaron el régimen mixto, en ellas se imparte educación sexual, la enseñanza religiosa desaparece en las clases importantes y no es raro encontrar profesores de orientación socialista si no ya comunista. En un asunto que hizo mucho ruido en el oeste de Francia, uno de esos educadores, eliminado por los padres de los alumnos y luego reintegrado por la dirección diocesana, exponía así su defensa: "Seis meses después de haber vuelto a Notre-Dame, el padre de un alumno quiso separarme simplemente porque al comienzo del año me había presentado desde todos los puntos de vista político (de izquierda), social, religioso... Según ese padre no era posible ser profesor de filosofía y socialista en un establecimiento privado".

Veamos otro caso que ocurrió en el norte de Francia: un nuevo director es nombrado en una escuela por la dirección diocesana; al cabo de un tiempo los padres advierten que el hombre milita en un sindicato de izquierda, que se trata de un sacerdote reducido al estado laico y casado, que sus hijos no parecen haber sido bautizados. En Navidad, organiza una fiesta para los alumnos y los padres con la participación del Socorro Popular que es, como se sabe, una organización comunista. Entonces los católicos de buena voluntad se preguntan si vale la pena hacer esfuerzos para que sus hijos asistan a la escuela libre.

En un establecimiento para señoritas del centro de París, la catequista se presenta una mañana con el capellán de Fresnes, a quien acompaña un joven preso de dieciocho años. Se explica a las alumnas que los presos se sienten muy solos, que tienen necesidad de afecto, de contactos con el exterior y de correspondencia. Si alguna de las alumnas quiere convertirse en madrina, puede dar su nombre y su dirección. Pero sobre todo no hay que decir nada de esto a los padres, pues ellos no comprenden esas cosas; éste debe ser un asunto sólo de jóvenes.

En otro lugar, una maestra recibió una reprimenda de parte de un grupo de padres por haber hecho aprender a sus alumnos fórmulas del catecismo y del Avemaría. El obispo la apoyó, lo cual parece lo más normal del mundo, pero es tan poco habitual que su carta fue reproducida en La Famille éducatrice y el incidente adquirió las dimensiones de un acontecimiento.

¿Cómo proceder? Cuando el gobierno francés decidió terminar con la escuela libre, ésta se mostró vulnerable porque, en la casi totalidad de los casos, ya no correspondía a su misión, ora en lo tocante a un punto, ora en lo tocante a varios puntos. Sus adversarios podían preguntar: ¿Qué hacen ustedes en el sistema educativo? ¿Para qué sirven ustedes? Nosotros hacemos lo mismo, ¿por qué habría de haber dos escuelas? Verdad es que todavía se encuentran reservas de fe y es menester rendir homenaje a muchos docentes conscientes de su responsabilidad; pero la enseñanza católica ya no se afirma de una manera clara frente a la escuela pública, pues ha recorrido una buena mitad del camino por el que quieren hacerla marchar los defensores del laicismo. Me han dicho que en las manifestaciones, algunos grupos habían promovido escándalo al cantar "Queremos a Dios en nuestras escuelas". Los organizadores habían secularizado lo más posible los cantos, los lemas, los discursos, a fin de, según decían, no colocar en una posición falsa a las personas que habían acudido sin preocupaciones religiosas particulares y entre las cuales se encontraban incrédulos y hasta socialistas.

¿Significa hacer política querer apartar el socialismo y el comunismo de nuestras escuelas? El católico siempre pensó que la iglesia se oponía a estas doctrinas a causa del ateísmo militante que ellas profesan. Y ese católico tiene completa razón en cuanto al principio y en cuanto a las aplicaciones: el ateísmo determina modos radicalmente diferentes de concebir el sentido de la vida, el destino de las naciones, las orientaciones de la sociedad. Por eso no sale uno de su asombro cuando lee en Le Monde del 5 de junio de 1984 que monseñor Lustiger, al responder a las preguntas de ese diario y al expresar, por lo demás, varias ideas muy justas, se lamenta de haber visto desperdiciar una oportunidad histórica con la votación del Parlamento sobre la escuela libre. Dice que esa oportunidad consistía en encontrar, de acuerdo con los socialistas y comunistas, una serie de valores fundamentales para la educación de los niños. ¿Qué valores fundamentales comunes puede haber entre la izquierda marxista y la doctrina cristiana? Son cosas radicalmente opuestas.

Pero el católico ve con sorpresa cómo se intensifica el diálogo entre la jerarquía eclesiástica y los comunistas. Dirigentes soviéticos y hasta terroristas como Yaser Arafat son recibidos en el Vaticano. El concilio Vaticano II dio el tono al negarse a renovar la condenación del comunismo.
Como en los proyectos que les habían sido sometidos no encontraban ningún indicio sobre este punto, cuatrocientos cincuenta obispos, recordémoslo, firmaron una carta en la que reclamaban una enmienda en ese sentido. Los obispos se apoyaban en las pasadas condenaciones y particularmente en la afirmación de Pío XI que calificaba al comunismo como "intrínsecamente perverso", con lo cual quería significar que en esa ideología no había aspectos negativos y aspectos positivos, sino que era menester rechazarla en su totalidad. Bien se recuerda lo que ocurrió: la enmienda no fue transmitida a los padres, el secretario general del concilio declaró que no tuvo conocimiento de ella, luego la comisión admitió que había recibido la enmienda pero demasiado tarde, lo cual no era exacto. Se produjo un escándalo que terminó, por orden del Papa, con un agregado a la constitución, Gaudium et Spes de un pasaje alusivo sin grandes alcances.

¡Cuántas declaraciones de obispos para justificar o para alentar la colaboración con los comunistas, independientemente del ateísmo implícito! "No me corresponde a mí, sino a los cristianos, que son adultos, responsables", decía monseñor Matagrin, "resolver en qué condiciones pueden colaborar con los comunistas". Para monseñor Delorme los cristianos deben "luchar para que haya más justicia en el mundo junto con todos -aquellos amantes de la justicia y la libertad, incluso los comunistas". El mismo toque de campanas se percibe en monseñor Poupard, quien incita a "trabajar con todos los hombres de buena voluntad en las obras de la justicia, en las que se construye incansablemente un mundo nuevo". En un boletín diocesano se dice así la oración fúnebre de un padre obrero: "Tomó partido por el mundo de los trabajadores en las elecciones municipales. No podía ser el sacerdote de todos. Eligió a quienes elegían una sociedad socialista. Fue duro para él, se hizo enemigos, pero también muchos amigos nuevos. Tit-Paul era un hombre bien situado". Hace poco un obispo disuadía a sus sacerdotes de hablar en sus parroquias de la obra "Ayuda a la Iglesia en apuros" diciendo: "Tengo la impresión de que esta obra se presenta con aspectos demasiado exclusivamente anticomunistas".

Se comprueba con desconcierto que la excusa dada a este género de colaboración descansa en la idea, ella misma falsa, de que el partido comunista tiene por finalidad instaurar la justicia y la libertad. Sobre este punto hay que recordar las palabras de Pío IX: "Si los fieles se dejan engañar por los promotores de las actuales maniobras, si consienten en conspirar con ellos en favor de los sistemas perversos del socialismo y del comunismo, sepan y consideren seriamente esto: acumulan para sí mismos y ante el divino Juez caudales de venganza para el día de la cólera; mientras tanto, de esa conspiración no se seguirá ninguna ventaja temporal para el pueblo, sino que antes bien se producirá un acrecentamiento de miserias y de calamidades".

Para ver la exactitud de esta advertencia formulada en 1849, hace casi ciento cuarenta años, basta observar lo que ocurre en todos los países colocados bajo el yugo comunista. Los acontecimientos han dado razón a aquel papa y a pesar de ello la ilusión continúa viva y aun se acentúa.
Hasta en Polonia, país eminentemente católico, los pastores ya no dan como primordial la cuestión de la fe católica y de la salvación de las almas por la cual hay que aceptar todos los sacrificios, incluso el de la vida. En su espíritu, lo que más importa es no provocar una ruptura con Moscú lo cual permite a Moscú reducir a una esclavitud completa al pueblo polaco sin encontrar verdadera resistencia en ese pueblo.

El padre Floridi(1) muestra con claridad los compromisos que implica la Ostpolitik vaticana:

"Es sabido que los obispos checoslovacos consagrados por monseñor Casaroli son colaboradores del régimen así como lo son los obispos que dependen del patriarcado de Moscú... Feliz por haber podido dar un obispo a cada diócesis húngara, el papa Pablo VI rindió homenaje a Janos Kadar, primer secretario del partido comunista húngaro, 'principal promotor y el hombre más autorizado de la normalización de las relaciones entre la Santa Sede y Hungría'. Pero el Papa no mencionaba el elevado precio con que se había pagado esta normalización: la introducción en puestos importantes de la Iglesia de 'sacerdotes de la paz'... Ciertamente grande fue el estupor de los católicos cuando oyeron al sucesor del cardenal Midszenty, el cardenal Laszlo Lekai, prometer que se intensificaría el diálogo entre católicos y marxistas." Al referirse a la perversidad intrínseca del comunismo, Pío XI agregaba: "y no se puede admitir en ningún terreno la colaboración con el comunismo por parte de quien quiera salvar la civilización cristiana.

Esta ruptura de la enseñanza de la Iglesia, agregada a las otras que enumeré, nos obliga a afirmar que el Vaticano está penetrado por modernistas y hombres de este mundo que creen encontrar en las astucias humanas y diplomáticas más eficacia para la salvación del mundo que lo instituido por el divino fundador de la Iglesia.

He mencionado al cardenal Midszenty; lo mismo que él, todos los héroes y los mártires del comunismo, en particular los cardenales Beran, Stepinac, Wyszynski, Slipyi son considerados testimonios molestos por la actual diplomacia vaticana y, digámoslo, como reproches mudos en lo que se refiere a aquellos que hoy descansan ya en la paz del Señor, en tanto se procura acallar la voz potente de monseñor Slipyi.

Los mismos acercamientos se producen con la masonería, a pesar de la declaración sin ambigüedades de la Congregación para la Doctrina de la Fe de febrero de 1981, que había sido precedida por una declaración de la conferencia episcopal alemana en abril de 1980. Pero el nuevo derecho canónico no hace mención alguna de esos acercamientos ni formula expresamente ninguna sanción. Los católicos se habían enterado ya antes de que los masones B 'nai Brith habían sido recibidos en el Vaticano y que en fecha reciente el arzobispo de París recibía al gran maestre de una logia para mantener una conversación con él, a pesar de que algunos eclesiásticos se niegan a ver reconciliada la sinagoga de Satanás con la Iglesia de Cristo.

Se tranquiliza a los católicos diciéndoles, como en todo lo demás: "La condenación de las sectas tal vez estuviera justificada ayer, pero hoy los hermanos masones no son lo que eran". Veamos, pues, cómo se comportan hoy. El escándalo de la logia P2 en Italia está todavía fresco en todas las memorias. En Francia no cabe ninguna duda de que la ley laica contra la enseñanza libre es ante todo la obra del Gran Oriente, que multiplicó las presiones sobre el Presidente de la República y los afiliados presentes en el gobierno y en los gabinetes ministeriales para que se realice por fin el "gran servicio único de la educación nacional". Y esta vez hasta actuaron a plena luz del día; diarios como Le Monde informaron regularmente sobre los trámites y en las revistas masónicas se publicó el plan y la estrategia.

¿Debo agregar que la masonería continúa siendo siempre lo que era? El ex gran maestre del Gran Oriente, Jacques Mitterrand, que en 1969 confesaba por radio: "Nosotros siempre tuvimos obispos y sacerdotes en nuestras logias", hacia la profesión de fe siguiente: "Si el pecado de Lucifer consiste en colocar al hombre sobre el altar en lugar de colocar a Dios, todos los humanistas cometen este pecado desde el Renacimiento". Esa fue una de las causas invocadas contra los masones cuando fueron excomulgados por primera vez por el papa Clemente XII en 1738. En 1982, el gran maestre Georges Marcou no decía otra cosa: "Lo que importa es el problema del hombre". Cuando fue reelegido, una de sus primeras preocupaciones era lograr que la Seguridad Social reembolsara los gastos de aborto y asegurar "la igualdad económica de las mujeres pasando por esta medida ".

Los francmasones penetraron en la Iglesia. En 1976 nos enterábamos de que quien fue el alma de la reforma litúrgica, monseñor Bugnini, era masón. Después de esta revelación bien puede conjeturarse que no era él el único. El velo que cubría la mayor de las mistificaciones de que fueron objeto los sacerdotes y los fieles comenzaba a desgarrarse. A medida que pasa el tiempo se ve con mayor claridad y también lo ven con mayor claridad los adversarios seculares de la Iglesia, como lo prueba Jacques Mitterrand al decir: "En la Iglesia algo ha cambiado; las respuestas formuladas por el Papa a las cuestiones más candentes, como el celibato de los sacerdotes o la regulación de los nacimientos, son ardientemente discutidas en el seno de la misma Iglesia; la palabra del Sumo Pontífice es puesta en tela de juicio por algunos obispos, por sacerdotes, por fieles. Para el francmasón, el hombre que discute el dogma es ya un francmasón sin mandil".

Otro hermano, el señor Marsaudon, del rito escocés, habla del modo siguiente sobre el ecumenismo cultivado durante el concilio: “Los católicos, particularmente los conservadores, no deberán olvidar, por lo tanto, que todos los caminos conducen a Dios. Y (deberán) mantenerse en esa valiente idea de la libertad de pensamiento que (y aquí cabe realmente hablar de revolución) salida de nuestras logias masónicas se extendió magníficamente sobre la cúpula de san Pedro”.

Quisiera citar aún un texto que aclara esta cuestión y muestra quién espera salir vencedor de este acercamiento preconizado por el padre Six y el padre Riquet. El texto está tomado de la revista masónica Humáname, número de noviembre-diciembre de 1968:

"Entre los pilares que se desmoronarían más fácilmente, citemos: el poder doctrinal dotado de infalibilidad que hace cien años creía haber consolidado el primer concilio del Vaticano y que ahora acaba de sufrir ataques con motivo de la publicación de la encíclica Humanae Vitae-, la presencia real eucarística, que la Iglesia había logrado imponer a las masas medievales y que desaparecerá con el progreso de las intercomunicaciones y de las concelebraciones entre sacerdotes católicos y pastores protestantes; el carácter sagrado del sacerdote, que derivaba de la institución del sacramento del orden sagrado y que cederá el lugar a un carácter electivo y temporal; la distinción entre la Iglesia dirigente y el clero negro, pues en adelante el movimiento irá desde la base hasta la cúspide, como en toda democracia; la desaparición progresiva del carácter ontológico y metafísico de los sacramentos y, seguramente, la muerte de la confesión, pues en nuestra civilización el pecado se convirtió en una de las ideas más anacrónicas que nos haya legado la severa filosofía de la Edad Media, heredera a su vez del pesimismo bíblico."

Se advertirá que los masones están prodigiosamente interesados en el futuro de la Iglesia, pero sólo para devorarla. Los católicos deben saberlo, a pesar de las sirenas que tratan de adormecerlos, y todas esas fuerzas destructoras están estrechamente ligadas entre sí. La masonería se define como la filosofía del liberalismo cuya forma aguda es el socialismo. El conjunto forma algo que bien puede designarse por la expresión empleada por Nuestro Señor: "las puertas del infierno".

Mons. Marcel Lefebvre

(Continuará)

Nota:
(1) R.P. Ulisse Floridi, Moscou et le Vatican, Ed. France-Empire.